El creador de Commandos hizo pasar a vigilantes de seguridad por profesionales I

Reiderstvo, el método criminal con el que los inversores rusos arruinaron Zed.

Los socios de Pérez Dolset no toleraron que quisiera cortar los pagos injustificados al hijo de un ministro de Putin.

El magnate Mijaíl Fridman sometió a la empresa española a un agotamiento económico que provocó su quiebra.

Los hermanos dueños de Zed intentaron escapar a la trampa rusa vaciando la compañía y desviando 100 millones a sus cuentas en Panamá.
30/06/2017.

Reiderstvo, o en inglés, raiding. Es el nombre del método criminal que usaron los inversores rusos de Zed WorldWide para hundir la empresa y hacerse con su control pagando un precio irrisorio. Al final consiguieron arruinar la compañía y los hermanos Pérez Dolset, Javier e Ignacio, creadores de Zed de la cual Pyrostudios era filial y fue la qué creo el videojuego Commandos, tuvieron que solicitar el concurso de acredores en 2016.

Su pecado, el que dio origen a la estrategia de derribo, fue denunciar que sus socios rusos estaban pagando cantidades ingentes de dinero al hijo de un ministro de Vladímir Putin.

Así lo describen los fiscales de Anticorrupción José Grinda y Carlos Yáñez en la querella de la Operación Hanta, en la que han trabajado junto a los especialistas de la Policía en tramas de Europa del Este y los delitos económicos. El escrito de 99 páginas dedica una parte a relatar el derribo planeado de Zed por parte de los socios rusos de la empresa, molestos por una investigación interna qué llegó a alertar al FBI. Sus agentes interrogaron a los hermanos Pérez Dolset en una investigación sobre sus conexiones con magnates próximos al presidente ruso.

El FBI y la Fiscalía Anticorrupción española empezaron a colaborar tras una denuncia de Javier Pérez Dolset. El empresario describió una serie de actuaciones personales, societarias y empresariales que los investigadores identificaron como reiderstvo. Los fiscales describen esta práctica del entorno criminal ruso como las actuaciones de distinta intensidad, ejecutadas en diversas líneas y que culmina con una situación de bloqueo institucional y económico de la compañía. El objetivo final es incautarse de la sociedad, adquirirla casi a coste cero.

La denuncia inicial les llevó a descubrir el ataque de los rusos para hundir la compañía, pero también cómo los dueños de Zed estaban desviando dinero y ocultando su capital ante la previsible quiebra. Javier Pérez Dolset ha sido enviado este viernes a prisión sin fianza acusado de fraude e insolvencia punible. Los fiscales creen que oculta más de 100 millones de euros en Panamá.

Pérez Dolset contactó con los rusos en 2008. Vipelcom, la compañía del magnate Mijaíl Fridman, había encargado a una filial (TEMA) un contrato de agregacción de contenidos para móviles al que no podía hacer frente. Ahí empezaron los contactos con Zed, líder en ese sector. Vipelcom y Zed se asocian para controlar TEMA, lo que supuso para la empresa de Pérez Dolset que los rusos se convertían en su principal fuente de ingresos con el 43% de su facturación.

Sobornos al entorno de Putin.

Cinco años más tarde empezaron los problemas para Zed, cuando sus responsables descubrieron que los socios estaban desviando dinero a la empresa de Vladimirovich Kolokoltsev, hijo del ministro del Interior ruso. Su compañía, proveedora de Vipelcom, se sentía injustamente tratada. La respuesta de Fridman -que contó siempre la colaboración de su mano derecha, Vage Engibaryan- fue incrementar los pagos sin justificación, que sumaron 30 millones de euros.

Un trabajo de la auditoria PWC para Zed desveló que los pagos al hijo del ministro ruso, quien había creado las empresas como pantalla para canalizar los sobornos. Pérez Dolset quiso cerrar el grifo por no existir una razón comercial para esos pagos. La reacción de sus socios rusos, con Fridman a la cabeza, fue inmediata y radical: cancelaron todos los contratos con Tema, le provocaron un perjuicio de 30 millones de euros y diseñaron una estrategia para asfixiar Zed.

Sin motivo, comunicaron a la empresa qué rompían todas las relaciones comerciales, cortando de esa manera el flujo principal de ingresos de Zed. Además, en 2014 denunciaron a los Pérez Dolset en Holanda por administración desleal y solicitaron un arbitraje. En ese país tiene su sede el holding internacional creado por los hermanos. Para resolver las diferencias entre los socios, las autoridades Mortal Kombatndesas designaron al abogado Peter Wakie como administrador.

Durante los primeros meses, Wakie desarrolló su labor con imparcialidad, según Pérez Dolset, pero a partir de marzo de 2015 su conducta comenzó a ser totalmente contraria al interés empresarial, con lo que se agravó la situación económica y financiera del grupo. Detrás de ese movimiento los investigadores sitúan a los rusos, porque el cambio de actitud coincide en el tiempo con la constitución de una compañía qué nombra a Wakie presidente ejecutivo. La empresa, Highland Marine Stichting, está controlada por Fridman.

Según la denuncia de la Fiscalía Anticorrupción, durante su etapa como administrador en medio de un arbitraje, Wakie no comprobó el desvío de fondos al hijo del ministro del Interior ruso, estableció un sistema de préstamos ficticios que agravó la situación económica de Zed y llegó a bloquear ofertas de posibles compradores. Un agotamiento económico que obligó a los Pérez Dolset a solicitar el concurso de acredores.

El magnate Fridman había culminado su reiderstvo, su método criminal para hundir a quienes se habían opuesto a los sobornos al entorno de Putin. En octubre de 2016 los inversores rusos presentaron una oferta por Zed WorldWide de 20 millones, un precio irrisorio. Era el punto final de la estrategia, que no fraguó. La empresa española dueña del videojuego Commandos se resistió a la venta, pero acabó quebrando en medio de una investigación de Anticorrupción y el FBI que ha llevado a su fundador a prisión.

Fuente:https://www.eldiario.es/política/Pére…660034672.html.

Lo mejor los comentarios.

El artículo parece dar a entender que en ZED eran unas hermanitas de la caridad que no habían roto un plato nunca. Cuando en realidad eran los responsables de numerosas estafas menores con las suscripciones a servicios móviles cuando pensabas que comprabas un único politono o similar. Suscripciones que, por lo menos al principio, era una odisea poder cancelar.

También se apropiaron de algunas propiedades intelectuales, dejando a los creadores con una mano delante y la otra detrás. El caso Cálico Electrónico es un ejemplo.

Eran los reyes de la letra pequeña, aunque en su caso debería decirse letra microscópica.

En resumen, unos estafadores estafados.

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