Eragon

Tengo un tatuaje en el interior de mi ordenador. Es un dragón. Lo tatuaron unos programadores de Windows. Poco antes de que fueran despedidos.

Gates no sabía cómo hacerlo desaparecer, sin reprogramar todo Windows.

Porque es de una especie difícil de aniquilar.

Ahora los toleran.

Los llaman `dragones internos de Windows.

Se dejan ver -a veces- A primerísima hora de la mañana, muy pronto, cuando estas casi dormido, al arrancar el ordenador.

O a altas horas de la madrugada, cuando reinicías tras un incidente.

Si te fijas, con los ojos muy abiertos, sin pestañear, fijos en la pantalla.

Si se deja.

Cuando no quiere ser visto se esconde tras el logotipo de Windows.

Tendrás que fijar la vista en ese icono, si quieres sorprenderle.

Ya sabes, a altas horas de la madrugada, o a primerísima hora de la mañana.

Yo lo he visto hoy a las 06:30.

Le gusta el zumbido de los fluorescentes en la oficina desierta, le gusta esa luz amarilla. Por eso se le puede sorprender en esas circunstancias, tras el logotipo de Windows.

Yo a veces uso un reclamo. Aflojo un fluorescente.

Visualízalo:
El fluorescente parpadeando, intentando abrirse, a las 06:30 de la mañana, en una oficina desierta.

Ningún `dragón interno de Windows es capaz de resistirse a eso.

Hay otro `seren el interior de nuestros ordenadores.

Pertenece a la subespecie de los `dragones abisales de Windows. Y dicen los que lo han visto (-todos ellos, de una u otra manera, dejaron el 3d y los ordenadores-) que se manifiesta durante el primer micro-instante en que la pantalla se queda negra, tras apagar el ordenador.

Los que lo han visto.

Los que lo han visto no volvieron a encender un ordenador.

Cuidado, mucho cuidado, con el `dragón abisal de Windows.

De todos los dragones internos de Windows, ese es de los peores.

No el peor, eso hay que reconocerlo.

Los hay más retorcidos.

Hay uno que se alimenta de ideas. Pero tarda en manifestarse. Puedes llevar años trabajando frente al ordenador, que cuando te das cuenta de que está en el interior ya es demasiado tarde. Ha devorado todo lo bueno, lo fresco que había en ti. Se alimentó de tu ingenuidad, durante todo el tiempo que estuviste frente al monitor.

Este dragón cabrón, trabaja lento, pero seguro. Es implacable. No se manifiesta como un destello o cómo un instante terrible y devastador, como los otros.

Este es como el desfilar de un ejército. Y está en el programa desde sus inicicios.

Ya estaba cuando el ms-dos ese o cómo le llamen.

Si tus jefes descubriesen a este dragón, que se alimenta de ideas, lo elogiarían.

Porque lo reconocen como un igual.

Es éste un dragón tardío, del que no sólo se puede escapar abandonando y al que sucumbes resistiendo.
¿Diabólico, ¿verdad?
Síntomas.

Poco a poco, la mirada, cansada del paso de los datos por la pantalla. Ya no retiene dato alguno.

Es como si tras esos datos hubiesen infinitas pantallas, y tras esas infinitas pantallas, ningún dato.

Ninguno.

Cuando eso ocurre, el `dragón tardío de Windows ya se a apoderado de ti.

Tecleas con la mente en ida, como una peonza loca en sí misma.

Ya no retienes nada. Ya no creas nada.

Si tienes suerte te despedirán y pondrán a otro más joven en tu lugar.

Si tienes suerte.
(Salvo que estés loco).

Pero no todos estáis locos. Se siente.

Pero hay muchos dragones de Windows más, además del `dragón interno de Windows, el `dragón abisal de Windows o el `dragón tardío de Windows.

Y yo tengo que empezar a trabajar, así que, lo dejo aquí.

Sólo decir, que el `dragón internoel que he visto esta mañana a las 06:30 mientras se encendían al la vez el ordenador y los fluorescentes de la oficina desierta.

Ese.

Ese es el menos peligroso de todos.

Avisados estáis.

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