Algunos recordaréis comentarios míos diciendo que los videojuegos me aburrían y que prefería dedicar mi tiempo a otras cosas más interesantes.
Un día, añorando los juegos de mi infancia, aquellos de las recreativas a 25 pesetas, con scroll horizontal y píxeles como puños, se me ocurrió preguntar por alguna consola actual que me permitiera revivirlos. Y me recomendaron la Xbox por sus múltiples emuladores.
Le hice a la gorda de Microsoft – Porque mira que es fea la tíoa- Todas las perrerías necesarias para poder instalarlos, apenas sin intención de tocar los propios juegos de la consola. Y ahí estaba yo, feliz con mis emuladores de toda la vida y mostrando absoluta indiferencia hacia el catálogo de la negra.
Hasta que un día me encontré con el pack de halo 1 y 2 a un precio que no pude dejar escapar. Ya había oído maravillas de ellos por lo que me decidí a probarlos.
El primer nivel de halo 1 me decepcionó. Una nave bastante corriente, bichos de colorines y tal, nada del otro jueves. Luego bajé a halo y descubrí la grandeza del juego. Escenarios enormes, variedad del vehículos (volar en las pantallas de nieve es la polla), una música épica del copón y, por fín, enemigos inteligentes que no se limitan a ir en fila india a que te los pases por la piedra. Hacen tácticas de equipo, huyen si les das cera o matas al líder, te rodean, esquivan. Pasarse halo en legendario es algo increíble.
El 2, aunque algo inferior al perder el factor novedad del primero, sigue estando a otro nivel respecto al resto de threshold que he probado. Mantiene los elementos que hacen de halo un gran juego y añade otros nuevos que aumentan más si cabe las posibilidades jugables del título.
Creo que después de esta parrafada no os extrañaréis si digo que halo es el juego que me hizo reencontrarme con el mundo de los videojuegos y por ello le tengo un cariño especial. En la actualidad sigo jugando con la primera Xbox y estoy encantado con ella, pero si alguna vez me lanzara a comprar su hermana mayor sería por un único motivo:
Halo 3. Suerte tenéis los que lo habéis catado, mamones.