Mediocre como rowling y sigue tan feliz.
La señora rowling no está a la altura de Agatha Christie, y nunca estará nominada al nobel de literatura, pero tampoco me parece una mediocre.
Si sus libros se leen tanto es porque los personajes están bien construidos y los niños [y los no tan niños] se sienten identificados con alguno de ellos. Dejando de lado la magia y lo sobrenatural, los problemas de Harry, ron o hermione son los mismos que tiene cualquier niño común: sentirse incomprendido por los adultos y necesidad de ser aceptado por los compañeros.
En el mundo de la gente normal Harry tiene que soportar a sus insufribles tíos y a su detestable primo, pero en la escuela de magos es popular porque se le dan bien la magia y los deportes, ron se siente acomplejado porque sus hermanos mayores han sido alumnos brillantes y el es el mediocre de la familia, pero su familia no lo humilla ni lo rechaza. Cada uno tiene lo que le falta al otro.
Hermione tiene talento para la magia, pero al principio la rechazan porque su personalidad es arrogante y en parte por prejuicios de clase social. En esto último la escuela de magos reproduce los prejuicios de clase de la educación tradicional inglesa [especialmente escuelas de pupilos] donde los alumnos de familias arisócratas o adineradas discriminan a los que viene de familias de clase obrera. Drako malfloy, cuya familia ha practicado la magia por generaciones, desprecia a hermione por venir de una familia normal.
Hagamos un poco de psicoanálisis casero: piensen en ese personaje femenino o masculino con el que se identificaban de niños, recueden cómo se sentian tratados por su entorno familiar y escolar, y verán que ese personaje que los enganchaba en parte tenía coincidencias con ustedes, y en parte tenía cosas que ha ustedes les faltaba, pero deseaban tener.
Ese es el secreto de la saga de Harry Potter y de cualquier otra saga exitosa. Rowling no escribe por amor al arte, lo suyo es un producto comercial, pero un producto bien hecho.